Tuve el privilegio de recibir la mejor educación de México; estuve trabajando en una de las mejores empresas del país por un año, hasta que me propusieron matrimonio y decidí abandonar mi trabajo para formar una familia. Este es un testimonio de una de muchas jóvenes mexicanas en las que sus aspiraciones profesionales se terminan a la hora de formar una familia. A pesar de que en el resto del mundo las mujeres cada vez más están influyendo en la economía y política de sus países, ¿por qué muchas mujeres mexicanas continúan limitando su potencial de trascender?
Para empezar, analicemos dos casos de mujeres del siglo XXI en México. La primera es Claudia, una de las pocas mujeres que trabaja. Es coordinadora de una agencia de publicidad y espera formar su propio negocio en el futuro. Tiene un hijo de dos años, que ama con todo su corazón y un marido con el que comparte sus responsabilidades, sueños y logros profesionales. Él está muy orgulloso de Claudia porque aparte de ser su esposa y amiga puede ser su consejera en temas de negocios. Sin embargo las amigas de Claudia sienten lástima por ella porque piensan que vive una vida muy atareada porque trabaja.
La segunda es Gaby, una amiga de Claudia de las que siente lástima por ella. Gaby es licenciada en Mercadotecnia pero nunca ejerció la profesión. Ahora tiene dos hijos y una nana que la acompañan a todos lados porque es “mucho trabajo” cuidar a sus niños. Su mayor preocupación actual es cómo convencer a su marido que le compre la nueva bolsa Louis Vuitton que se ha convertido en un must para salir a sus cafecitos. A pesar de toda la ayuda que recibe, se queja de que no tiene tiempo para hacer sus cosas y en realidad no tiene mucho de que platicar con su marido, fuera de las preocupaciones de sus hijos.
Lamentablemente existen pocas mujeres que se atreven a cumplir sus sueños como Claudia, y la mayoría de ellas termina siendo como Gaby. En parte esto tiene que ver con el indiscutible valor que tiene la familia en nuestra sociedad. Claramente, para tener una familia unida se necesita una mujer que se tome el tiempo para el cuidado de sus hijos, su marido, y ella misma. Sin embargo esto no quiere decir que la mujer tenga que dejar por completo su carrera y dedicarse sólo al cuidado de su hogar. Al contrario, el hecho de que se desarrolle profesionalmente puede mejorar su autoestima, su relación con su marido y con sus hijos porque valorarían más su tiempo y averiguarían de que manera pueden trabajar como equipo.
Parece que vivimos el mismo modelo de vida de la mujer de hace cincuenta años, cuando eran muy pocas las que participaban en alguna actividad económica. De acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) en los sesenta, las mexicanas tenía en promedio 7 hijos, pocas mujeres se graduaban de la secundaria, y raramente recibían una educación profesional. Hoy en día en que la mujer en promedio tiene 2 hijos además de que tiene el privilegio de recibir una educación profesional y sin embargo mantiene el mismo rol que tenía hace 50 años. ¿Hace sentido nuestro comportamiento?
Podrá ser que tenga que ver con lo que valoramos; ya que para muchas, la mujer más afortunada es aquella que se consiguió un marido que la mantiene como reina de un castillo donde nunca tendrá que mover un dedo. Esto la hace completamente dependiente de él, si es que no continúa siendo dependiente de sus padres. En un mundo donde pocos son afortunados de recibir una educación, ¿por qué no sacamos provecho de esto? Las mujeres somos más que unas muñecas, que aunque nos encanta que reconozcan lo bellas que nos vemos, se siente mejor ser valoradas por nuestra inteligencia y capacidad para apoyar y trabajar en equipo con los hombres. ¿Será que nadie les ha dicho esto o que no se quieren dar cuenta?
Indudablemente, México sufre una irremplazable escasez de mujeres activas; mujeres que podría aportar muchísimo valor a nuestras instituciones y al desarrollo de nuestro país. Lo más preocupante es que todo mundo se queja de los problemas actuales, pero no se ponen a ver las cosas que se pueden hacer para mejorar la situación. Las mujeres pueden jugar un rol esencial para esto, ya que las mejores empresas y gobiernos a nivel mundial cuentan con un porcentaje significativo de mujeres en posiciones de poder.
Además, el hecho de que la sociedad mexicana tenga esta imagen de la mujer, le complica la situación a las mujeres que sí quieren continuar con sus aspiraciones profesionales. En muchas empresas no contratan a mujeres para posiciones clave porque saben que trabajarán sólo por un par de años. Por tanto, la mayoría de las organizaciones no han desarrollado programas flexibles para las mujeres que quisieran trabajar y al mismo tiempo tener una vida personal y familiar, porque raramente sucede esa demanda. Al no ofrecer esta opción la mujer se ve obligada de dejar de trabajar cuando comienza a formar una familia.
Muchas veces las pocas mujeres que optan por tener una vida profesional y crear una familia, son criticadas o vistas con lástima por aquellas que se dedican a la familia, al gimnasio o a su belleza. Lo que deberíamos de hacer es trabajar juntas por continuar mejorando nuestras oportunidades, para que más mujeres se atrevan a cumplir sus sueños ya que esto nos llevará a que en un futuro logremos erradicar los problemas que sufren nuestro país.
En definitiva las mujeres tienen todo el derecho a decidir lo que quieren hacer con sus vidas. Sólo quisiera reflexionar sobre el potencial que tiene la mujer en nuestra comunidad y cuestionar sus actitudes, pensamientos y acciones, para que piensen un poco sobre lo que están haciendo para mejorar la realidad de nuestro país.
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